El Carpintero y Oniroku
¿Qué tipo de promesa le hizo el Ogro al Carpintero?
Hace mucho, mucho tiempo, existía un río muy ancho que
corría entre dos aldeas. La gente en ambos lado del río pensaba que sería
conveniente si se hiciera un puente atravesando el río. Ellos cooperaron para
construir un gran puente. Pronto, la gente comenzó a visitar la villa al otro
lado, yendo y viniendo por el puente.
¡Qué felices eran!
Pero el río era infame por su corriente rápida que venía
después de las grandes lluvias. La temporada de lluvias llegó temprano en ese
año. Y como lo esperaban, las rápidas corrientes se llevaron al río.
Los Aldeanos sólo podían ver unos postes y otros restos del
puente entre el agua. Ellos estaban decepcionados y decidieron construir un
puente más resistente, el cual pudiera aguantar los rápidos del agua.
Pero, aunque ellos trabajaron duro, el segundo puente
tampoco fue lo suficientemente resistente.
Un día tuvieron una reunión para discutir sobre la
construcción del tercer puente.
—¿Cómo podemos construir un puente lo suficientemente fuerte
para resistir las corrientes rápidas?— Preguntó una persona.
—Y si le pedimos al carpintero más habilidoso en ésta región
que construya un puente ideal.— Sugirió otra.
—Esa es una buena idea.— Los aldeanos estuvieron de acuerdo.
En poco tiempo, un hombre que era el carpintero más famoso por los puentes que
construía, fue traído y le preguntaron si podía con el trabajo.
El carpintero accedió y él se fue al río para examinar la
corriente de la que le hablaron. Era más fuerte de lo que él esperaba. En
realidad, él nunca había visto una corriente tan rápida.
—Qué río tan ancho y con una corriente tan feroz. Será
difícil construir un puente sobre este río.— Él pensó profundamente sobre su
tarea. Cuando él estaba viendo remolinos en el agua, vio que del río salió un
Ogro en la superficie del agua que comenzó a burbujear y le dijo — Oye,
Carpintero, ¿En qué estás pensando?—.
—Bueno, los aldeanos me pidieron que construya un puente
resistente que aguante las corrientes rápidas de aquí. Así que estoy pensando
en eso.— Respondió el Carpintero.
— ¿Ah sí? Jumm. Aun si tú fieras el carpintero más diestro,
no creo que puedas construir un puente así en este lugar. Pero yo sí lo puedo
hacer. Si me das tus dos ojos, lo haré por ti.
El Carpintero no pensó que el Ogro pueda hacer un trabajo
tan difícil de una manera tan fácil, así que dijo sin pensarlo.
—Está bien. Si puedes construir un puente resistente en un
día, entonces te daré mis ojos.
La mañana siguiente el carpintero se fue corriendo hacia el
río. Para su sorpresa, vio que había un grandioso puente sobre el río. Cuando
sus ojos vieron el río sobre el puente, el ogro se apareció en la superficie
del agua. El Carpintero Lloró.
— Como puedes ver, construí un puente resistente en sólo un
día, como me lo pediste. No me dirás que olvidaste tu promesa, ¿Verdad? Ahora
es tu turno de darme tus ojos. —El carpintero estaba temblando y le imploraba al
ogro que no se lleve sus ojos, —Dije que te daría mis ojos, pero, pero --- si
te doy mis dos ojos, no podré ver nada. ¿Podrías personar mis palabras? Por
favor, por favor no te lleves mis ojos.—
—¡No, significa no! Pero si pierdes los dos ojos, te
causaría muchos problemas. Está bien, te perdonaré, pero con una condición.
Adivina mi nombre. Contesta con el nombre correcto y no perderás los ojos. — El
carpintero le pidió al Ogro que esperara hasta el día siguiente.
—Muy bien. Si no
puedes venir mañana, yo te mataré. — Le dijo el ogro, mientras hacía una cara
tenebrosa.
El carpintero estaba anonadado, corrió huyendo a un bosque
para resolver el nuevo y más difícil problema.
—Si no puedo adivinar su nombre, él me matará. ¿Qué voy a
hacer?— Él pensó y pensó, pero no se le ocurría nada. Justo en ese momento,
escuchó una canción.
“Nos gustan los ojos humanos.
Esperaremos a Oniroku.
Regresará con ojos humanos”
El espió entre los árboles. ¡Mira! Unos niños estaban
jugando y cantando por un claro.
Oh, ellos tienen cuernos en sus cabezas. ¡Deben ser ogros
niños!
—Oniroku…. Jum, debe
ser el nombre del ogro.— El carpintero brincó de alegría y se apresuró para
regresar a su casa.
—Oye, carpintero, ¿Estás listo para darme tus ojos? — Dijo
el ogro.
—No, no lo estoy. Como dije, no puedo hacer nada sin mis
ojos.
—Entonces adivina mi nombre. No creo que sea fácil para ti.
Si puedes adivinar mi nombre, yo no me llevaré tus ojos. Pero si no puedes,
entonces te mataré y obtendré tus ojos.
—Espera, espera, espera un poco, lo intentaré. — El carpintero
aparentó pensar en el nombre del ogro.
—Tu nombre debe ser Akaoni. (Ogro Rojo)
—No, no. Es incorrecto. — El ogro se rió a carcajadas.
—Entonces tu nombre debe ser Aooni, (Ogro Azul)— El
carpintero le dijo al ogro con una voz débil, pretendiendo que estaba asustado.
—No, no, es diferente. — el ogro se volvió a reir.
—Entonces tu nombre es… Onihachi (Octavo Ogro).
—No, ese tampoco es. No creo que puedas adivinar el nombre
correcto. — Pero, esta vez, la cara del ogro empalideció un poco.
—Entonces tu nombre es… Onishichi (Séptimo Ogro)
—No, no. Es tiempo de que te rindas. ¡Dame tus ojos! — Gritó
el ogro y estiró su brazo peludo hacia el carpintero.
—Espera. Sé cuál es tu nombre. ¡Oniroku! (Sexto Ogro) ¡Tu
nombre es Oniroku! — El carpintero gritó tan fuerte como pudo. El momento en
que él gritó, el ogro desapareció en el agua, sacando burbujas de la boca.
Y esa fue la última vez que vio a ese Ogro.
El puente, el que construyó el ogro, nunca se ha quebrado o
caído sin importar que tan rápido fluya el río.
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